Quien escribe

lunes, 20 de junio de 2011

Quién lo hubiera dicho...

Los sentimientos pueden cambiar infinitamente en una milésima de segundo... Para bien, para mal, siempre están presentes aunque no los podamos ver. Duelen, lastiman, sorprenden, alegran, desorientan, emocionan... Inevitablemente son una sombra que a veces nos tormenta y otras, la queremos atrapar, pero se hace imposible: siempre nos gana. Cuando los sentimientos van más allá de la realidad cuesta creer que son verdaderos. Una vez me dijeron que piense con la cabeza y no con el corazón, pero "el amor es más fuerte". Uno no quiere, pero el amor dice . Y se transforma en una especie de controversia que incomoda la situación y la complica más de lo que ya está. Se piensa una cosa, pero a los minutos surge un dilema, una disputa entre la mente y nuestro órgano principal del sistema circulatorio. Y los latidos comienzan a acelerar sus pulsaciones. Se siente que se pedalea en contra del viento, o peor aún, contra una tempestad imposible de superar. Sube una manifestación por el cuerpo, mezcla de adrenalina, miedo, mariposas y hormigas que invaden mi anatomía hasta llegar a cada extremedidad y no ayudan a pensar. Falta el aire, se nubla la vista e impide que sigamos viendo eso que queremos, pero que no existe.
Y se hace difícil pensar en esa palabra de dos sílabas, desconocida por muchos, que significa afecto y es el resultado de una serie de emociones, experiencias. Emociones poderosas que, hasta a veces, se vuelven irresistibles.
Pero no hay que descuidarse. Sin ese término no existiría el odio, la guerra. Se necesita un mediador, y el amor es el indicado. A pesar de que no queden muchas fuerzas, uno busca encontrar una respuesta adecuada, oportuna que nos haga ese "click" para darnos cuenta de lo que verdaderamente queremos y para que luchemos por conseguirlo. Aunque en este caso la respuesta la tenga otro, el tiempo sirve para pensar en uno, en lo que hizo/hace bien (o mal) y en aquellas modificaciones que se pueden llegar a hacer para mejorar. ¿Cuánto es el límite? Lo decide la paciencia. ¿Se alejó el final que me imaginé? ¿O simplemente tendré que seguir esperando? TIEMPO.

1 comentario:

  1. Esa cabeza que molesta... Quizás la respuesta esté un poco más allá (incluso) del corazón... en las entrañas.
    Muy linda la frase del amor como mediador¡!

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